martes, 23 de julio de 2013

Amar como Jesús


Hace años, un hombre caminó sobre la tierra y reveló una vida tan especial que se convirtió en el punto central de la historia humana. Un hombre, que, "siendo en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se rebajó voluntariamente, tomando la forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres"

Efesios 2:5-8   Nos dio vida con Cristo [en la Unción de Su Espíritu], aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!
Y en unión con Cristo [en la Unción del Espíritu de] Jesús, Dios nos resucitó y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales, para mostrar en los tiempos venideros la incomparable riqueza de su gracia, que por su bondad derramó sobre nosotros en Cristo [en la Unción del Espíritu de] Jesús.
Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe [confianza en Jesús]; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios.

Aunque era humano y había dejado lo divino, el Hijo del Hombre tiene todo en lo natural que habría atraído a otros a Él. Sin embargo, en tres años, sanó a los enfermos, alimentó a los pobres, ministró a los quebrantados de corazón, echar fuera demonios, trajo la vista a los ciegos, y dio esperanza a los desesperados. Su mensaje fue radical, y de su amor, sin igual. Prostitutas, los políticos, los mendigos y reyes todos eran iguales a Él, e igualmente merecedores de amor - no por su mérito, sino porque el Espíritu de Dios estaba con Él, que es la definición misma del amor, no podía hacer menos. Él nos dijo que vivir con sencillez, para dar generosamente, y amar incondicionalmente.
Por eso el Señor Jesús dijo a sus discípulos en:

Juan 15:13 Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos.

Tenemos que recordar que en esas horas terribles Jesús colgado en la cruz, era todo sobre el amor. No podemos comprender ese tipo que todo lo consume con su omnipotente amor, pero podemos pasar el resto de nuestras vidas que viven en respuesta incondicional a la misma.
¿Cómo lo hacemos? "Caminar de una manera digna del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios"

Colosenses 1:10-12  Para que vivan de manera digna del Señor, agradándole en todo. Esto implica dar fruto en toda buena obra, crecer en el conocimiento de Dios y ser fortalecidos en todo sentido con su glorioso poder. Así perseverarán con paciencia en toda situación, dando gracias con alegría al Padre. Él los ha facultado para participar de la herencia de los santos en el reino de la luz.


Está claro que nos plazca el Señor Jesús de dar fruto. Pero, ¿qué tipo de fruto? El fruto que proviene de toda buena obra.

Efesios 2:10  Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo [por el Espíritu de]  Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.

Este es nuestro propósito, que hemos sido gloriosamente restaurados por la Resurrección y que fluye sobrenaturalmente de nuestra identidad restaurada. Las obras no pueden salvarnos, pero sin el fruto de las buenas obras, que carecen de la evidencia que nos identifica como nuevas criaturas en Cristo [renacidas en el Espíritu de Jesús]! Así como la naturaleza de Dios se revela en lo que hace, nos revelan su naturaleza en lo que hacemos.

¿Cuáles son esas buenas obras? Mientras que alimentar a los pobres, vestir al desnudo y visitar a los necesitados son expresiones de la vida del creyente, que representan sólo una "lista" parcial de las obras que realizo el Señor Jesús. Para obtener una lista completa, lee la Palabra con la única intención de identificar cada acción del verbo-esas "buenas obras" que Jesús y sus discípulos practicaban, y luego rezar para que el Espíritu Santo le ayuden a "ir y hacer lo mismo!" Aleluya, ha resucitado!

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